Un sueño soñaba anoche,
soñito del alma mia,
soñaba con mis amores,
que en mis brazos los tenia.
Vi entrar señora muy blanca,
muy más que la nieve fría:
-¿por dónde has entrado. amor?
¿cómo has entrado, mi vida?
Las puertas están cerradas,
ventanas y celosías.
-No soy el amor, amante,
soy la Muerte. Dios me envía.
-¡Ay, Muerte tan rigurosa
dpejame vivir un día.
-Un díaa no puede ser
una hora tienes de vida.
Muy de prisa se calzaba
mpas de prisa se vestía
ya se va para la calle
en donde su amor vivía.
-Ábreme la puerta, blanca,
abreme la puerta, niña.
-¿Cómo te podré yo abrir
si la ocasión no es venida?
Mi padre no fue a palacio
mi madre no está dormida.
-Si no me abres esta noche
ya no me abrirás querida.
La muerte me anda buscando
junto a ti vida sería.
-Vete bajo mi ventana
donde labraba y cosía.
Te echaré cordón de seda
para que subas arriba,
y si el hilo no alcanzare
mis trenzas añadiría.
Se rompió el cordón de seda,
la muerte que allí venía.
-Vamos, el enamorado,
que la hora ya es cumplida.
Anónimo. S. XVI
No hay comentarios:
Publicar un comentario