jueves, 16 de agosto de 2012

Romance del enamorado y la muerte (Anónimo).

Un sueño soñaba anoche,
soñito del alma mia,
soñaba con mis amores,
que en mis brazos los tenia.
Vi entrar señora muy blanca,
muy más que la nieve fría:
-¿por dónde has entrado. amor?
¿cómo has entrado, mi vida?
Las puertas están cerradas,
ventanas y celosías.
-No soy el amor, amante,
soy la Muerte. Dios me envía.
-¡Ay, Muerte tan rigurosa
dpejame vivir un día.
-Un díaa no puede ser
una hora tienes de vida.


Muy de prisa se calzaba
mpas de prisa se vestía
ya se va para la calle
en donde su amor vivía.

-Ábreme la puerta, blanca,
abreme la puerta, niña.
-¿Cómo te podré yo abrir
si la ocasión no es venida?
Mi padre no fue a palacio
mi madre no está dormida.
-Si no me abres esta noche
ya no me abrirás querida.
La muerte me anda buscando
junto a ti vida sería.
-Vete bajo mi ventana
donde labraba y cosía.
Te echaré cordón de seda
para que subas arriba,
y si el hilo no alcanzare
mis trenzas añadiría.

Se rompió el cordón de seda,
la muerte que allí venía.
-Vamos, el enamorado,
que la hora ya es cumplida.
Anónimo. S. XVI

No hay comentarios:

Publicar un comentario