jueves, 16 de agosto de 2012

Génesis de un poema de amor (Carlos Levy).

Escribo tu nombre
y tengo el comienzo del poema
Le agrego tal vez la palabra aire
entonces digo
«tu nombre y el aire»
Pero acaso puede haber
un poema con tu nombre
donde no navegue un barco?
Es claro, lo que quiero decir es que,
«tu nombre navega
en el aire como un barco».
Sin embargo 
hay que aceptar
que los barcos del crepúsculo son tristes,
y que el poema
ya no es el que fuera.
Leo:
«tu nombre navega como un barco
triste en el crepúsculo».
Y me niego
«No quiero que tu nombre
navegue como un barco
triste en el crepúsculo».
Reflexiono. Demasiado breve.
Afuera el otoño crece en el amarillo de la melancolía.
«No quiero que tu nombre
navegue como un barco
triste en el crepúsculo
aunque el otoño te empuje
con el viento de las melancolías».
Pero, caramba, se me ha filtrado la palabra viento, 
y, el viento es un pájaro de aire, ay.
«No quiero que tu nombre
navegue como un barco
triste en el crepúsculo
aunque el otoño te empuje
con el viento de las melancolías
te prefiero volando como un pájaro de aire».
Además, hay algo más; 
debo confesarte que te imagino,
girando,
en un sistema de risas, por eso,
«No quiero que tu nombre
navegue como un barco
triste en el crepúsculo
aunque el otoño te empuje
con el viento de las melancolías.
Te prefiero volado
como un pájaro de aire,
te prefiero girando
como un sistema de risas,
volando, 
             girando,
                         volando».
Ya ves,
no escribí tu nombre, todavía,
y ya tengo
el comienzo del poema…

*
Carlos Levy

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