jueves, 8 de noviembre de 2012

Agosto. Víctor Lopez Zumelzu.

Agosto
¿Cuántas palabras existirán para nombra la nieve,
el frío, el hielo, la escarcha?
La manera en que estamos aquí
en este espacio (tú leyendo)
y no allá
y decimos en la sala de clases
presente cuando se lee la lista
o simplemente pasamos
a no estar si no hablamos
con el tiempo aprendemos
que las cosas alrededor de nosotros
tienen un nombre
y nosotros también las aprendemos
a nombrar
esto es una silla
esto otro una carta
si deseas abrirla debes rasgar el sobre
Mi padre construyendo mi primera biblioteca se golpeó
el dedo tan fuerte que la uña se le cayó
Quedando en su lugar un espacio vacío
el cual yo siempre evité de mirar
Los recuerdos ya no son así de claros
El tiempo se ha plegado sobre ellos dejando entrever
una grieta oscura algo así como un significante
Pienso con frecuencia en aquello
que nos es difícil de recordar
las distorsiones narrativas
y poéticas a las que uno se ve expuesto
La lógica que guarda cada acto infinito
Una mariposa mueve sus alas en Quinta normal
y eso causa una tormenta
de proporciones de Rhode Island
Un lugar entre la falta de límite
o la falta de definición
La última vez que vi llorar a mi hermano fue cuando
se marcho al servicio militar
después volvió y su rostro era mucho más duro
indiferente
Cada país tiene una palabra para definir el miedo
La soledad
La música de los insectos en verano
La interpretación de la danza
de la naturaleza
La angustia de vivir pensando en el corazón
como un cazador solitario
incluso la idea de caza parece ser anterior a la misma idea
de representación
¿Cómo puede ser posible que alguien
haya decidido levantar un edificio
frente al paisaje que dibujaba todos los días
en su cuaderno?
Ahora no hay horizonte ni distancia visible
la distancia es un asunto de contexto piensa
Sin embargo un cuaderno vacío sin ninguna imagen
también es una imagen
No nos olvidemos que este texto
se compone de imágenes
Imágenes débiles
Imágenes sutiles
Imágenes que se duermen
en la velocidad de la lengua
Lo único que uno aprende con el tiempo
es abrocharse los zapatos
prepararse huevos revueltos
e intentar simular la falta de confianza
al nombrar los puntos oscuros
los vidrios rotos en los que ha chocado la nieve
Todo placer ha nacido de la necesidad
nos dice Hölderlin
y Joseph Brodsky nos dice al respecto que las cosas
Se endurecen en la memoria
para que uno no pueda mudarlas de lugar
Pero todo depende del cristal
con que uno observe
el día o la noche
y como la imaginación es capaz de fundir
dos o más conceptos
en una imagen
La ventana ese año permaneció todo el tiempo cerrada
aún así el mundo afuera seguía
dando muestras de su existencia
Las gotas en el cristal,
la débil melodía de los pájaros
en la mañana
¿Cómo podremos reconocer algún día ante nosotros
lo que nunca antes hemos visto?
Cómo decir felicidad sin haber escuchado
nunca la palabra felicidad
En esta parte del texto hay algo indescifrable
una imagen que imita nuestra vida, que intenta
ser nuestra vida
La extensión es proporcional
al miedo
y ella la última imagen que conserva de él
es marchándose
bajo un camino oscuro rodeado de cipreses.

(de Guía para perderse en la ciudad)


Víctor López Zumelzu

gadsy

1. Víctor Lopez Zumelzu.

De Guía para perderse en la ciudad.

1.-
Se acercó a la ventana para dar una idea exacta
de un “hecho”
Pero descubrió que no existe una idea exacta
de un hecho
Solo un montón de hojas muertas acumulándose
en la parte trasera de un jardín
Un jardín que lo más bien podría ser
un jardín mental
donde se acumulan ideas, recuerdos o la noción
que nosotros tenemos de la palabra “recuerdos”
Lo cierto es que se acercó a la ventana
para decir:
Mira hijo esta hoja que yace aquí muerta
mientras tú  crecías, ella también crecía,

mientras aprendías en tú cuerpo los secretos
de un lenguaje hecho de diferencias

ella también aprendía a ocupar un lugar en el tiempo
y en el espacio delimitado por la palabra diferencia

Inclusive ya por esos años un tipo llamado
Ludwig Wittgenstein le decía a su amante al oído
Hay tantas palabras invisibles que deseo oír
Tan solo por decir algunas cosas que sucedieron aquí
durante tu ausencia
La mitad de la casa fue desmantelada para dar paso
a una carretera de alta velocidad
a mí se me cariaron los dientes
y tu hermana se deprimió
hasta el punto de desaparecer
Entonces ¿cuántas visitas al dentista serán necesarias
para que los dientes parezcan realmente blancos?
Brillen
sin el sarro que por años
se acumuló
Para que al final del día con la boca anestesiada
podamos preguntarnos
¿Ahora cuánto tiempo es necesario
para aprender a sonreír?
Preguntas como estas no existen
y si existieran
El paisaje publicitario
que nos rodea asemejaría
un montón de hojas muertas acumulándose
en la parte trasera de un jardín
Un jardín que lo más bien podría ser
un jardín mental
La última imagen que ella conserva de él
es marchándose
bajo un camino oscuro rodeado de cipreses
Un hombre es siempre un libro de gramática abierto
donde los fantasmas del contexto
giran sobre sus manos
Si digo esto puede ser sostenido por una mano
también estoy diciendo
la pesadez puede ser sostenida por las palabras
Quizás la manera en que llevamos la palabra abandono
inscrita en el cuerpo
sea la razón por la cual nos quedamos
hasta tarde pensando
en las hojas que caen en el patio de atrás
sin que nadie
se de cuenta
Entonces ¿cuáles serán las palabras apropiadas para decirle
a alguien que su hijo ha muerto?
¿Cómo es que un día acaricias el rostro de alguien
y al otro día ese alguien es un fantasma
temible y aterrador?
Lo cierto sería decir que los jardineros se durmieron
cortando la maleza y es tarde
A esta hora el pasto degollado, mutilado
se empieza a secar
y ahora vendrá lo difícil
¿Por dónde empezar una conversación?
¿Cómo empezar a hilar esa red de asociaciones que
hace mucho
los lingüistas definieron como habla?
y que ahora en un paisaje completamente derruido
abandonado
volverá a nacer
Hay un árbol a la distancia la curvatura del cielo
lo hace posible
Mi abuela de a poco vertía el té caliente
en el plato y lo soplaba
cuando llegue a la ciudad
me dijeron que tenía que olvidar
todas mis costumbres de campesino
el sonido de la lluvia en el lóbulo de la oreja
la camisa a cuadros
el tartamudeo que primero dobla las palabras
y luego las ideas
Las palabras también sufren en su piel
el paso del tiempo
En primavera los cipreses se mueven con la brisa
Las manchas en las sábanas
son de un gris pálido casi solar
Esa mañana él se marcho temprano
hizo sus maletas
ella en cambio abrió las ventanas
y la habitación se inundo de luz
Una pregunta no necesita de una respuesta
pero una respuesta necesita ser interpretada
en función de pregunta
A veces las palabras son más frías que los objetos
los objetos necesitan ser observados con detenimiento
Las palabras son lentas
y provienen de la garganta
El día está repleto de palabras
y se resume en el horizonte
Un obrero cansado desde las alturas mira a su hijo
escribir un poema
Él también construye un edificio de palabras
en el cual nunca vivirán
Un edificio que sangra la herida
del mundo
Un montón de imágenes
que se fueron acumulando
una a otra
antes de que viniera alguien y las barriera bajo
la alfombra de golpe
No te quedes con la luz prendida hasta tarde
decía mi mama
La oscura inmovilidad de las cosas que se duerme
en los ángulos como el polvo
Una canción que se fue formando
de a fragmentos
Hasta traer desde la infancia
una ráfaga turbia de hojas
que se fueron acumulando
bajo un cielo de nubes luminosas
¿Cuántas hojas pueden caer en el mismo lugar
antes de que en nuestros labios se forme
un pensamiento?
Cómo se sumerge por años el dolor para volver
a emerger un día cualquiera
En la apacible forma de una película
donde ha empezado a nevar
lo blanco refulge
y lo único que uno puede hacer
es sentarse en el sillón
abrigarse
y beber una taza de sopa caliente
Ella se hizo un collar con los cristales que estaban
esparcidos en el suelo
después vino alguien vestido de blanco
la declaró loca
y no volvió nunca más
Un libro necesita ser leído al menos una vez
para que sus hojas no se resquebrajen con el tiempo
Un paisaje de posibles oraciones
y frases hermosas
que no dicen nada
La escritura no es la representación del mundo
sino una concesión con él
¿Cuántos libros uno puede leer en su vida
y seguir teniendo la sensación de vacuidad?
La ventana se rompió y los cristales quedaron esparcidos
en el suelo
Un poema es un inventario
de silencios
Mi abuelo creía que yo era demasiado negro
como para ser familiar de él
cuando iba a verlo no respondía el timbre de la puerta
de su casa
hasta que un día no respondió más
Las flores en el jardín despiertan
Afuera el canto de los pájaros
y el sonido de las patrullas
sostienen un discurso
Cada palabra tiene una representación mental
Así como cada persona sostiene sus propias
preguntas y respuestas
La débil distancia que separa el suave aroma
de un cuerpo joven
del intenso olor que expele un cuerpo
ya senil
Pese a la lluvia matinal el cielo es de un color
fuertemente anaranjado
Las nubes grises se retiran hacia un paisaje
escrito una y mil veces
pero aun así repleto de incertidumbre

(de Guía para perderse en la ciudad)


Víctor Lopez Zumelzu

gadsy

Pan del corazón - Carta abierta (Carlos Levy).

A Julio Carabelli, cómplice.
A Jorge Sosa, que convierte las palabras en abrazos.
“La noche en que fusilen canciones y poetas
por haber traicionado, por haber corrompido
la música y el pólen, los pájaros y el fuego,
quizá a mí me salven estos versos que digo.”
Antonio Esteban Aguero


Todos los días
la poesía todos los días
todos los días como bandera
como bandera todos los días darla al viento
y que el viento la lleve
de ciudad en ciudad
de pueblo en pueblo
sin olvidar ninguno por pequeño que sea
casa por casa de puerta en puerta
cada lugar del valle al mar con su poema
y cada hombre
porque es pan del corazón

y todos los días a nosotros el pan nuestro

No oyeron ese canto acaso
nacido elemental y puro en la ronda de los niños
leudar ingenuo con la ganas
de una muchacha de amor primerizo
ser consuelo
después del dios cuando hambriento lo reclama?

no lo supieron el crepúsculo
árbol nube baja tempestad
planeta
universo
vida
esa piedad de milagros alborotando
un pedacito del espacio?

Yo doy fe del verso insomne
hablándole a la mano del suicida
camarada empezar de nuevo mañana cardinal

Y es batalla claro mucha batalla
todos los días batalla

Es pan del corazón

Y ustedes
sí ustedes
se preguntaron por Federico y la sangre derramada?
saben que aún llora la guitarra de Víctor?
a ustedes
les dieron alguna vez duro con un palo duro como a César?

No saben nada
la poesía no es libre
esta presa del abrazo humano y necesario

Es el pan del corazón y ustedes
farsantes
meros ordenadores de palabras
que osan llamarse a sí mismos
pomposamente
poetas
al traicionar su espíritu lo han corrompido

Les digo:
sus metáforas tan pulcras ellas
declamadas a patéticos exégetas
no son perfectas están muertas
porque son ustedes vanidosos
navegan tan por arriba capitanes celestes
que aún soberbios como dioses no les dieron vida

Mientras tanto dispensadme los exabruptos y sed felices
a puertas cerradas
muy bien
realizad vuestras selectas tertulias
escuchaos los unos a los otros
y aplaudíos
y regocijaos mucho cuando dicen vuestros nombres
ahora aprovechad
el olvido vigila

Y hacedle a los mortales un favor
con el pan no jodais.

Carlos Levy

Extraído de: http://www.poeticas.com.ar/Directorio/Poetas_miembros/Carlos_Levy.html

lunes, 22 de octubre de 2012

La vida es sueño (fragmento) - Pedro Calderón de la Barca

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.


Pedro Calderón de la Barca

La vida es sueño (fragmento) - Pedro Calderón De La Barca

¡Ay mísero de mí! ¡Ay infelice!
Apurar, cielos pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido;
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saber,
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
¿qué más os pude ofender.
para castigarme más?
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma.
ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma;
y teniendo yo más alma
¿tengo menos libertad?
Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas
-gracias al docto pincel-,
cuando atrevido y cruel,
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto:
¿y yo, con mejor instinto,
tengo menos libertad?
Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío;
¿y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?
Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le da la majestad
del campo abierto a su huida;
y teniendo yo más vida,
tengo menos libertad?
En llegando a esta pasión,
un volcán, un Etna hecho,
quisiera arrancar del pecho
pedazos del corazón:
¿qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan süave,
exención tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?

Pedro Calderón de la Barca

sábado, 6 de octubre de 2012

No puedo saber. Miklós Radnóti.




No puedo saber qué significa para otros este paisaje,
para mí ese pequeño país abrazado por la llamas 
es la patria, el mundo de mi niñez que lejana se mece.
Crecí de él, como del tronco una tierna rama,
y espero que mi cuerpo también se hunda en él.
Estoy aquí, en casa. Y si alguna vez alguna mata se arrodilla
a mis pies, conozco hasta su nombre, su flor,
sé adónde van y quiénes son los que van por el camino
y sé qué significa el dolor que rojizo se desliza
entre el crepúsculo hasta los muros de las casas.
Para el piloto de guerra en las alturas este paisaje es tan sólo un mapa
y no sabe en qué lugar de aquí vivió Mihäly Vörösmarty,
¿qué esconde el mapa para él? una fábrica y un cuartel inhóspito,
yo diviso saltamontes, bueyes, una torre, una granja mansa,
él ve fábricas con los prismáticos y campos de labranza,
yo veo también al trabajador, preocupado por su faena,
bosques, vergeles pródigos, viñedos y tumbas,
entre las tumbas una abuelita llorando quedamente,
y lo que desde lo alto es un ferrocarril o una fábrica indemne,
yo veo la casita del guarda y frente a ella el guarda que da la señal
con la bandera roja en la mano y muchos niños a su alrededor,
y en el patio de las fábricas se estira un perro;
y allí está el parque, la huella de los viejos amores, y en mi boca
el sabor de los besos tan pronto es de miel como de arándano,
y aquí la piedra que golpeaba al borde de la acera 
cuando me arrastraba hacia la escuela, para que el maestro
no me preguntara la lección:
hela aquí, y nadie puede ver la piedra desde las alturas
pues no existe catalejo que muestre todo lo que guarda el corazón.
Es verdad, somos culpables, mas no más que el resto de los pueblos,
y sabemos bien cuándo hemos pecado, dónde y de qué modo,
pero aquí vive gente que trabaja sin culpa, aquí viven poetas
y lactantes en los que mudura y crece la razón,
y ella los alumbra mientras ellos la guardan en sótanos oscuros
hasta que el delo de la paz señale de nuevo nuestra tierra
y con su fresca voz responda a las palabras nuestras, que mueren 
de cansancio. 
Cúbrenos ya con tus extensas ala, nube que velas despierta
 en medio de la noche.


                                                    17 de enero 1944.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

De dos servilletas halladas en una mesa. (Carlos Levy)

por eso, hoy
a los 20 días de enero de 1991
dado cuenta, después de todo,
que nada va mejor en este siglo pavoroso,
desde la tierra de Mendoza,
por los poderes que me otorga la imaginación,
invocando el mandato y protección de los nobles
                        fantasmas que me contienen,
en mi legítima defensa,
en salvaguarda de mi locura
 a la edad de estar a tiempo todavía y en pleno ejercicio
de mi alteración mental,
siendo dueño de mis actos
y aconsejado por el instinto de conservación,
en nombre de todo lo que he amado
y presintiendo los días por venir,
decido emigrar del siglo veinte.

Me acompañan en este acto
alguna hoja rebelde a los otoños,
el color ocre,
una foto del que suscribe adolescente,
una canción contra los cuerdos y un diario de la fecha,
con toda la realidad
por si quisiera agarrarme la nostalgia;

he comprado algunos caramelos para el viaje
considerando mi regreso simplemente una cordura.

Como el clima está tan loco como yo
llevo un pulóver que guarda las lágrimas de
            una mujer que lloró sobre mi hombro.

Téngase en cuenta
que dejo sin remordimientos las tonterías
                                                que me ataban,
el reloj de acuestilevante y su estúpido
                                                horario de comercio,
la máquina de afeitar
la televisión, los semáforos, el prohibido pisar el césped
el portafolios, la llave, los espejos
la odiosa carrera confortista
la endoguerra de mis pies que se pelaban
entre los cielos y la tierra
y la exoguerra del hombre contra el hombre
dejo la esperanza
para quienes, todavía, creen en dios;
dejo todo aquello que atentó con
                                                cuerdificarme.

Partiré a la hora del angelus en un hermoso
                        Pegaso blanco desde la esquina.


Nota: “hay un garabato, una enorme boca
dibujada con la lengua afuera. Guardo las
servilletas en mi bolsillo, mientras el
loco del bar me sonríe, me guiña un
ojo y sale silbando a la lluvia”.

Carlos Levy


DELIMITACIÓN DE RESPONSABILIDAD: Todas las afirmaciones de este blog son libres interpretaciones mías, sujetas a posibles, abruptos y arbitrarios cambios de opinión sin aviso previo.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Carne es mi dureza.

Soy más dura que la dureza, que los cuerpos de hierro, más dura que lo duro del pecho.
Más dura, porque vienen arreando con su manto de intentos.
Me erijo sobre las devastaciones, lo letal me quema.
Me paro, me visto con blindaje carnal.
Y por tanta frialdad lloran hasta las máquinas.
Mil entierros en el campo tengo adentro mio, donde fallecidos amores son montañas, montes, ríos.
Mis pálidos amores se enrojecen.
Soy dura, por mi tierno campo donde lo que muere vive, donde no hay nostalgia, porque los destellos más tristes, se han transformado en ilusión de alegría.
Más dura que la ausencia, por mis manantiales de sangre en las venas. por los caudales tiernos, siempre tan blandos.
Carne es mi dureza, vértebra por vértebra.
Sobre devastaciones me erijo, por los letales cariños.
Y por tanta frialdad lloran hasta las máquinas.
Dura, más que la ausencia, por mis manantiales de sangre en las venas. Y por los caudales tiernos, siempre tan blandos.
Mil ternuras en el campo llevo adentro mío, donde pálidos amores son montañas, montes, ríos.

M.V.
Publicado en "La Protesta" (set-oct-2012), periódico que aparece desde 1897 y que se consigue en algunos kioscos del subte de Buenos Aires y algunos kioscos y librerías de todo el país.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Tenemos el arte para que la verdad no nos mate.

¿Sólo conoces lo Real? Cae muerto.
Eso dijo Nietzsche.

Tenemos el arte para que la verdad no nos mate.

Para nosotros el mundo es demasiado.

Después de cuarenta días el Diluvio sigue.

Las ovejas que pastan allá lejos son chacales.

Ese tictac en tu cabeza es de verdad el Tiempo

y vendrá por la noche a sepultarte.

El tibio niño que ahora duerme partirá en el alba,

y con tu corazón irá hacia mundos que ignoras.

Y por eso

necesitamos que el Arte enseñe a respirar

y haga latir la sangre; tener que aceptar la cercanía

del Diablo

y la edad y la sombra y el coche que atropella,

y al payaso con máscara de Muerte

o la calavera que con corona de Bufón

a medianoche agita cascabeles

de óxido sangriento y matracas gruñonas

que estremecen los huesos del desván.

Tanto, tanto, tanto... ¡Demasiado!

¡Destroza el corazón!

¿Y entonces? Encuentra el Arte.

Toma el pincel. Aviva el paso. Mueve las piernas.

Baila. Prueba el poema. Escribe teatro.

Más hace Milton que Dios, aun borracho,

para justificar los modos del Hombre con el Hombre.

Y el divagante Melville se toma en serio la tarea

de encontrar la máscara bajo la máscara.

Y la homilía de Emily D. señala el basurero

de nuestras anomalías.

Y Shakespeare envenena el dardo de la Muerte

y la herramienta de un arte de enterrador.

Y Poe construye un Arca de huesos

porque ha presentido un diluvio de sangre.

La muerte es una dolorosa muela del juicio;

extrae esa Verdad con las tenazas del Arte

y emploma el abismo en donde estaba

oculta en las sombras con el Tiempo y las Causas.

Aunque el Gusano Rey nos devore el corazón

con la boca de Yorick demos gracias al Arte.





We Have Our Arts So We Don’t Die of Truth

Know only Real? Fall dead.
So Nietzsche said.
We have our Arts so we won’t die of Truth.
The World is too much with us.
The Flood stays on beyond forty days,
The sheep that graze in yonder fields are wolves.
The clock that ticks inside your head is truly Time
And in the night will bury you.
The children warm in bed at dawn will leave
And take your heart and go to worlds you do not know.
All this being so
We need our Arts to teach us how to breathe
And beat out blood; accept the devil’s neighborhood,
And age and dark and cars that run us down,
And clown with Death’s-head in him
Or skull that wears Fool’s crown
And jingles blood-rust bells and rattles groans
To earthquake-settle attic bones late nights.
All this, this, this, all this—too much!
It cracks the heart!
And so? Find Art,
Seize brush. Take stance. Do fancy footwork. Dance.
Run race. Try poem. Write play.
Milton does more than drunk God can
To justify Man’s way toward Man.
And maundered Melville takes as task
To find the mask beneath the mask.
And homily by Emily D. shows dust-bin Man’s anomaly.
And Shakespeare poisons up Death’s dart
And of gravedigging hones an art.
And Poe divining tides of blood
Builds Ark of bone to sail the flood.
Death, then, is painful wisdom tooth;
With Art as forceps, pull that Truth,
And plumb the abyss where it was
Hid deep in dark and Time and Cause.
Though Monarch Worm devours our heart,
With Yorick’s mouth cry, “Thanks!” to Art.




De Zen en el arte de escribir
Trad. Marcelo Cohen
Minotauro, 2002

jueves, 16 de agosto de 2012

Romance del enamorado y la muerte (Anónimo).

Un sueño soñaba anoche,
soñito del alma mia,
soñaba con mis amores,
que en mis brazos los tenia.
Vi entrar señora muy blanca,
muy más que la nieve fría:
-¿por dónde has entrado. amor?
¿cómo has entrado, mi vida?
Las puertas están cerradas,
ventanas y celosías.
-No soy el amor, amante,
soy la Muerte. Dios me envía.
-¡Ay, Muerte tan rigurosa
dpejame vivir un día.
-Un díaa no puede ser
una hora tienes de vida.


Muy de prisa se calzaba
mpas de prisa se vestía
ya se va para la calle
en donde su amor vivía.

-Ábreme la puerta, blanca,
abreme la puerta, niña.
-¿Cómo te podré yo abrir
si la ocasión no es venida?
Mi padre no fue a palacio
mi madre no está dormida.
-Si no me abres esta noche
ya no me abrirás querida.
La muerte me anda buscando
junto a ti vida sería.
-Vete bajo mi ventana
donde labraba y cosía.
Te echaré cordón de seda
para que subas arriba,
y si el hilo no alcanzare
mis trenzas añadiría.

Se rompió el cordón de seda,
la muerte que allí venía.
-Vamos, el enamorado,
que la hora ya es cumplida.
Anónimo. S. XVI

Proverbios y cantares, Parábola - selección (Antonio Machado).

XVI
El hombre es por natura la bestia paradójica,
un animal absurdo que necesita lógica.
Creó de nada un mundo y, su obra terminada,
«Ya estoy en el secreto -se dijo-, todo es nada.»


XXIX
Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.


Parábola

Era un niño que soñaba
un caballo de cartón.
Abrió los ojos el niño
y el caballito no vio.
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar;
y por la crin lo cogía...
¡Ahora no te escaparás!
Apenas lo hubo cogido,
el niño se despertó.
Tenía el puño cerrado.
¡El caballito voló!
Quedóse el niño muy serio
pensando que no es verdad
un caballito soñado.
Y ya no volvió a soñar.
Pero el niño se hizo mozo
y el mozo tuvo un amor,
y a su amada le decía:
¿Tú eres de verdad o no?
Cuando el mozo se hizo viejo
pensaba: Todo es soñar,
el caballito soñado
y el caballo de verdad.
Y cuando vino la muerte,
el viejo a su corazón
preguntaba: ¿Tú eres sueño?
¡Quién sabe si despertó!



Antonio Machado.

Fausto - Parte II (Estanislao del Campo).

-Como a eso de la oración
Aura cuatro o cinco noches,
Vide una fila de coches
Contra el tiatro de Colón.

La gente en el corredor,
como hacienda amontonada,
Pujaba desesperada
Por llegar al mostrador.

Allí a juerza de sudar,
Y a punta de hombro y de codo,
Hice, amigaso, de modo
Que al fin me pude arrimar.
Cuando compré mi dentrada
Y di güelta... ¡Cristo mío!
Estaba pior el gentío
Que una mar alborotada.

Era a causa de una vieja
Que le había dao el mal...
-Y si es chico ese corral,
¿ A qué encierran tanta oveja?
-Ahí verá: -por fin, cuñao,
A juerza de arrempujón,
Salí como mancarrón
Que lo sueltan trasijao.

Mis botas nuevas quedaron
Lo propio que picadillo,
Y el fleco del calzoncillo
Hilo a hilo me sacaron.

Y para colmo, cuñao
De toda esta desventura,
El puñal, de la cintura,
Me lo habían refalao.

-Algún gringo como luz
Para la uña, ha de haber sido.
-¡Y no haberlo yo sentido!
En fin, ya le hice la cruz.

Medio cansao y tristón
Por la pérdida, dentré
Y una escalera trepé
Con ciento y un escalón.

Llegué a un alto finalmente,
Ande va la paisanada,
Que era la última camada
En la estiba de la gente.

Ni bien me había sentao,
Rompió de golpe la banda,
Que detrás de una baranda
La habían acomodao.

Y ya tamién se corrió
Un lienzo grande, de modo
Que a dentrar con flete y todo
Me aventa, creameló.

Atrás de aquel cortinao
Un Dotor apareció,
Que asigún oí decir yo,
Era un tal Fausto mentao.

-¿Dotor dice? Coronel
De la otra banda, amigaso;
Lo conozco a ese criollaso
Porque he servido con él.

-Yo tamién lo conocí
Pero el pobre ya murió.
¡Bastantes veces montó
Un zaino que yo le di!

Dejeló al que está en el cielo
Que es otro Fausto el que digo,
Pues bien puede haber, amigo,
Dos burros del mesmo pelo.

-No he visto gaucho más quiebra,
Para retrucar ¡ahijuna!...
Dejemé hacer, Don Laguna,
Dos gárgaras de giñebra.

Pues como le iba diciendo,
El Dotor apareció,
Y en público se quejó
De que andaba padeciendo.

Dijo que nada podía
Con la cencia que estudió,
Que él a una rubia quería,
Pero que a él la rubia no.

Que al ñudo la pastoriaba
Dende el nacer de la aurora,
Pues de noche y a toda hora
Siempre tras de ella lloraba.
Que de mañana a ordeñar
Salía muy currutaca,
Que él le maniaba la vaca,
Pero pare de contar.

Que cansado de sufrir,
Y cansado de llorar,
Al fin se iba a envenenar
Porque eso no era vivir.

El hombre allí renegó,
Tiró contra el suelo el gorro,
Y, por fin, en su socorro
Al mesmo Diablo llamó.

¡Nunca lo hubiera llamao!
¡Viera sustaso, por Cristo!
¡Ahí mesmo jediendo a misto,
Se apareció el condenao

Hace bien: persinesé
Que lo mesmito hice yo.
-¿Y cómo no disparó?
-Yo mesmo no sé porqué.

¡Viera al Diablo! Uñas de gato,
Flacón, un sable largote,
Gorro con pluma, capote
Y una barba de chivato.

Medias hasta la berija,
Con cada ojo como un charco,
Y cada ceja era un arco
Para correr la sortija.

"Aquí estoy a su mandao,
Cuente con un servidor",
Le dijo el Diablo al Dotor,
Que estaba medio asonsao.

"Mi Dotor, no se me asuste
Que yo lo vengo a servir.
Pida lo que ha de pedir
Y ordenemé lo que guste".

El Dotor, medio asustao,
Le contestó que se juese...
-Hizo bien: ¿ no le parece?
-Dejuramente, cuñao.

Pero el Diablo comenzó
A alegar gastos de viaje
Y a medio darle coraje
Hasta que lo engatusó.

-¿No era un Dotor muy projundo?
¿Cómo se dejó engañar?
-Mandinga es capaz de dar
Diez güetas a medio mundo.

El Diablo volvió a decir:
"Mi dotor, no se me asuste,
Ordenemé en lo que guste,
Pida lo que ha de pedir.

Si quiere plata, tendrá:
Mi bolsa siempre está llena,
Y más rico que Anchorena,
Con decir quiero, será.

No es por la plata que lloro,
Don Fausto le contestó:
Otra cosa quiero yo
Mil veces mejor que el oro.

"Yo todo lo puedo dar,
Retrucó el Ray del Infierno,
Diga: -¿quiere ser Gobierno?
Pues no tiene más que hablar".

-No quiero plata ni mando,
Dijo Don Fausto, yo quiero
El corazón todo entero
De quien me tiene penando.

No bien esto el Diablo oyó,
Soltó una risa tan fiera,
Que toda la noche entera
En mis orejas sonó.

Dio en el suelo una patada,
Una paré se partió,
Y el Dotor, fulo, miró
A su prenda idolatrada.

-¡Canejo!... ¿será verdá?
¿Sabe que se me hace cuento?
-No crea que yo le miento:
Lo ha visto media ciudá.

¡Ah, Don Laguna! ¡si viera
Qué rubia!... Creameló:
Creí que estaba viendo yo
Alguna virgen de cera.

Vestido azul, medio alzao,
Se apareció la muchacha:
Pelo de oro, como hilacha
De choclo recién cortao.

Blanca como una cuajada,
Y celeste la pollera,
Don Laguna, si aquello era
Mirar a la Inmaculada.

Era cada ojo un lucero,
Sus dientes, perlas del mar,
Y un clavel al reventar
Era su boca, aparcero.

Ya enderezó como loco
El Dotor cuando la vió,
Pero el Diablo lo atajó
Diciendolé: -"Poco a poco:

Si quiere, hagamos un pato;
Usté su alma me ha de dar
Y en todo lo he de ayudar.
¿Le parece bien el trato?"

Como el Dotor consintió,
El Diablo sacó un papel
Y lo hizo firmar en él
Cuanto la gana le dió.

-¡Dotor, y hacer ese trato!
-¿Qué quiere hacerle, cuñao
Si se topó ese abogao
Con la horma de su zapato?

Ha de saber que el Dotor
Era dentrao en edá,
Asma es que estaba ya
Bichoco para el amor.

Por eso, al dir a entregar
La contrata consabida,
Dijo:-"¿Habrá alguna bebida
Que me pueda remozar?"

Yo no sé qué brujería,
Misto, mágica o polvito
Le echó el Diablo y... ¡ Dios bendito!
¡Quién demonios lo creería!

Por eso, al dir a entregar
La contrata consabida,
Dijo:-"¿Habrá alguna bebida
Que me pueda remozar?"

Yo no sé qué brujería,
Misto, mágica o polvito
Le echó el Diablo y... ¡ Dios bendito!
¡Quién demonios lo creería!

-¿Qué dice?... ¡barbaridá!...
¡Cristo padre!... ¿Será cierto?
-Mire: que me caiga muerto
Si no es la pura verdá.

El Diablo entonces mandó
A la rubia que se juese
Y que la paré se uniese,
Y la cortina cayó.

A juerza de tanto hablar
Se me ha secao el garguero:
Pase el frasco, compañero.
-¡Pues no se lo he de pasar!

Estanislao del Campo

Soy (Jorge Luis Borges).

Soy el que sabe que no es menos vano
que el vano observador que en el espejo
de silencio y cristal sigue el reflejo
o el cuerpo (da lo mismo) del hermano.

Soy, tácitos amigos, el que sabe
que no hay otra venganza que el olvido
ni otro perdón. Un dios ha concedido
al odio humano esta curiosa llave.

Soy el que pese a tan ilustres modos
de errar, no ha descifrado el laberinto
singular y plural, arduo y distinto,

del tiempo, que es uno y es de todos.
Soy el que es nadie, el que no fue una espada
en la guerra. Soy eco, olvido, nada.

 
Jorge Luis Borges.

El grillo (Conrado Nalé Roxlo).

Música porque sí, música vana,
Como la vana música del grillo,
Mi corazón eglógico y sencillo
Se ha despertado grillo esta mañana.

¿Es este cielo azul de porcelana?
¿Es una copa de oro el espinillo?
¿O es que en mi nueva condición de grillo
Veo todo a lo grillo esta mañana?

¡Qué bien suena la flauta de la rana!
Pero no es son de flauta: en un platillo
De vibrante cristal de a dos desgrana

Gotas de agua sonora. ¡Qué sencillo
Es a quien tiene el corazón de grillo
Interpretar la vida esta mañana!

Conrado Nalé Roxlo.

El alma del payador - Santos Vega (Rafael Obligado).

EL ALMA DEL PAYADOR


Cuando la tarde se inclina
sollozando al occidente,
corre una sombra doliente
sobre la pampa argentina.
Y cuando el sol ilumina
con luz brillante y serena
del ancho campo la escena,
la melancólica sombra
huye besando su alfombra
con el afán de la pena.
Cuentan los criollos del suelo
que, en tibia noche de luna,
en solitaria laguna
para la sombra su vuelo;
que allí se ensancha, y un velo
va sobre el agua formando,
mientras se goza escuchando
por singular beneficio,
el incesante bullicio
que hacen las olas rodando.

Dicen que, en noche nublada,
si su guitarra algún mozo
en el crucero del pozo
deja de intento colgada,
llega la sombra callada
y, al envolverla en su manto,
suena el preludio de un canto
entre las cuerdas dormidas,
cuerdas que vibran heridas
como por gotas de llanto.

Cuentan que, en noche de aquéllas
en que la Pampa se abisma
en la extensión de sí misma
sin su corona de estrellas,
sobre las lomas más bellas,
donde hay más trébol risueño,
luce una antorcha sin dueño
entre una niebla indecisa,
para que temple la brisa
las blandas alas del sueño.

Mas, si trocado el desmayo
en tempestad de su seno;
estalla el cóncavo trueno,
que es la palabra del rayo,
hiere al ombú de soslayo
rojiza sierpe de llamas,
que, calcinando sus ramas,
serpea, corre y asciende,
y en la alta copa desprende
brillante lluvia de escamas.

Cuando, en las siestas de estío,
las brillazones remedan
vastos oleajes que ruedan
sobre fantástico río,
mudo, abismado y sombrío,
baja un jinete la falda
tinta de bella esmeralda,
llega a las márgenes solas...
¡y hunde su potro en las olas,
con la guitarra a la espalda!

Si entonces cruza a lo lejos,
galopando sobre el llano
solitario, algún paisano,
viendo al otro en los reflejos
de aquel abismo de espejos,
siente indecibles quebrantos,
y, alzando en vez de sus cantos
una oración de ternura,
al persignarse murmura:
"-¡El alma del viejo Santos!"

Yo, que en la tierra he nacido
donde ese genio ha cantado,
y el pampero he respirado
que a payador ha nutrido,
beso este suelo querido
que a mis caricias se entrega,
mientras de orgullo me anega
la convicción de que es mía
¡la patria de Echeverría,
la tierra de Santos Vega!

Rafael Obligado.

Llegó con tres heridas (Miguel Hernández).

Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.


Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

Miguel Hernández.

Sorpresa (Federico García Lorca).


Muerto se quedó en la calle
con un puñal en el pecho.
No lo conocía nadie.


¡Cómo temblaba el farol!
Madre.
¡Cómo temblaba el farolito
de la calle!


Era madrugada. Nadie
pudo asomarse a sus ojos
abiertos al duro aire.


Que muerto se quedó en la calle
que con un puñal en el pecho
y que no lo conocía nadie.

  Federico García Lorca.

Adivinanza de la guitarra (Federico García Lorca).

En la redonda
encrucijada,
seis doncellas
bailan.
Tres de carne
y tres de plata.
Los eсos de ayer las buscan
pero las tiene abrazadas
un Polifemo de oro.
¡La guitarra!

Federico García Lorca

La guitarra (Federico García Lorca).

Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas de la madrugada.
Empieza el llanto de la guitarra.
Es inútil callarla.
Es imposible callarla.
Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible callarla.
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
!Oh guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas.

Federico García Lorca

Ajedrez (Jorge Luis Borges).

I

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
 

Jorge Luis Borges.

Noche - de La ciudad sin Laura (Francisco Luis Bernárdez)

Dulce tarea es contemplarte, noche que me has
acompañado sin descanso.
Dulce tarea es contemplarte desde la tierra
con los ojos desvelados.
¡Por qué razón me da tristeza la muchedumbre
silenciosa de tus astros?
¿Cuán es la causa de mi angustia cuando me pierdo
entre tus mundos solitarios?
A la deriva por el cielo, son como buques
hace tiempo abandonados.
Van empujados por un viento desconocido
hacia países ignorados.
Hasta el fulgor meditabundo que los anima
es un fulgor desamparado.
Desde la tierra dolorosa presiento a veces
su clamor deseperado.
¿Serán como éste aquellos mundos, noche serena
que me llevas de la mano?
Al hombre triste le parecen que son felices,
porque siempre están lejanos.

Dulce tarea es contemplarte, noche que me has
acompañado desde niño.
¡Con qué impaciencia te esperaban aquellos ojos
en la plaza de Retiro!
Mi corazón de pocos años era pequeño,
pero estaba pensativo.
Aunque la sangre no se viera, posiblemente
ya estuviera un poco herido.
Mis compañeros se marchaban cuando agrandabas
el lucero vespertino.
Cuando los otros se alejaban yo me quedaba
para verte sin testigos.
Me impresionaba tu silencio; tu poderosa
inmensidad me daba frío.
Y sin embargo ya te amaba con una mezcla
de temor y de cariño.
Acaso el alma presintiera que su dolor y tu dolor
no eran distintos.
¿Ya no te acuerdas de mis ojos, de aquellos ojos
empañados sin motivo?

Dulce tarea es contemplarte, noche que me has
acompañado desde siempre.
Cuando las penas me agobiaban, tú me tenías
compasión y eras más leve.
Con tus estrellas numerosas ibas contando
mis heridas indelebles.
Algunas veces alcanzaban, pero eran pocas
tus estrellas otras veces.
Yo te bebía con los ojos como la tierra bebe
el agua cuando llueve.
Tenía sed de que me hablaras y me dijeras
el secreto de la muerte.
Tú sabes bien por qué se vive, tú sabes bien
por qué se goza y se padece.
Pero callabas y callabas, siempre encerrada
en tu silencio indiferente.
No sé por qué me aprisionabas entre oscurísimas
y altísimas paredes.
En La Calera y en tu sombra la voz del río
murmuraba dulcemente.

Dulce tarea es contemplarte, noche que me has
acompañado en este mundo.
Lo que esperé toda mi vida vino contigo para
siempre en un minuto.
Córdoba entera se apagaba con las campanas
temblorosas del crepúsculo.
Mi vida tiene desde entonces el corazón de una
mujer como refugio.
En esta lucha despiadada con el espacio y con el
tiempo estoy seguro.
Ya no me duele haber nacido y estar muriendo
bajo el cielo taciturno.
Porque el amor omnipotente le da sentido
verdadero a lo que sufro.
Dios no se olvida de los hombres, aunque parezca
muchas veces ciego y mudo.
Eras oscura como siempre, noche que viste
el nacimiento de mi júbilo.
Eras oscura como siempre, pero mi amor te iluminó
como ninguno.

Dulce tarea es contemplarte, noche que ahora como
ayer estás conmigo.
Y mucho más desde que siento que en otro ser
he descubierto mi destino.
Un regocijo sin fronteras al obstinado sufrimiento
ha sucedido.
¿Cómo no estar lleno de gozo cuando se sabe
la razón de haber nacido?
Por primera vez en este mundo sé que se puede
ver la dicha y estar vivo.
Dios ha querido libertarme, Dios ha querido
rescatarme del olvido.
Dime que sientes lo que siento, noche que vas
eternamente al lado mío.
Dime que sabes y comprendes lo que decimos
los que amamos y sufrimos.
Dime que ves, dime que escuchas a las mujeres,
a los hombres y a los niños.
Y luego cántame tus cantos hasta dejarme
poco a poco adormecido.

Francisco Luis Bernárdez